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domingo, 12 de enero de 2014

Elda - Las Cañadas - Arco Camara - Marín - Elda

Distancia recorrida: 18,6 km
Tiempo en movimiento: 03:28
Altura Mínima: 362 m
Altura Máxima: 629 m


Vamos a realizar hoy una ruta circular, que toda ella discurrirá por el pequeño aunque en ocasiones sorprendente, termino municipal de Elda. La única dificultad de la ruta es su longitud, pero es apta para cualquier persona con una mínima preparación. Si podéis seguir el track de GPS mejor, ya que en la ruta hay muchos cruces, marcados como waypoints en el track. Si no atentos; no es que os vayáis a perder, pero podéis hacer la ruta más larga o mas corta.

Nos dirigimos hacia el Centro Excursionista, y en la rotonda , tras pasar el puente del río, que da acceso a la doble pista que nos llevaría a Monovar, cruzamos por debajo la vía del tren, por el pequeño tunes que da acceso al Polígono 25. Ganamos un poquito de altura y pronto podremos ver bonitas vista de la nueva zona de desarrollo de Elda y el Parque de la Avenida de Ronda.

Tras pasar las casas dejamos el asfalto en una indicación de PR. Empezamos una senda lateral que pronto girará hacia arriba para bordear Bolón y poder pasar por encima del antiguo vertedero, hoy reconstruido y vallado.

Continuamos por la senda de vuelta a Bolón que podemos seguir por las señales blancas y amarillas de PR. Pronto veremos que la senda se bifurca en dos y tomaremos el ramal de la izquierda que se desvía en clara ascensión, para poder ganar un poco de altura y poder pasar por encima del vallado del vertedero. A la izquierda podemos observar la múltiples cuevas de la ladera de Bolón, en otro tiempo morada de antiguos pobladores prehistóricos.

Las luces del amanecer juegan con la cámara del móvil, imprimiendo matices y toques de colores a estas dos últimas fotos, hechas en tan solo un intervalo de 15 min. La primera esta azulada, pues el sol aún no había salido, y en la segunda los primeros rayos de sol matizan de amarillo y ocres la montaña, y la foto. Continuamos por el sendero de la falda de Bolón y pronto llegaremos a la Pinada del Trinitario, zona de recreo, con mesas, estanques, carteles y un sendero botánico, en un estado de total y lamentable abandono. Es muy bonito hacerse la foto inaugurando estas áreas recreativas, pero luego también hay que mantenerlas, cosa que no se hace desde hace muchos años con esta zona de la Pinada del Trinitario. Lamentable, pero es lo que hay.


Atravesamos el área de recreo para salir por un ancho amino en la parte baja, en dirección al edificio rojo de Inescop. Tras caminar un poquito por el camino llegaremos al Polígono de Campo Alto y tomaremos la acera derecha en dirección al nuevo cementerio. Cuando lleguemos a la entrada del Cementerio giramos a la izquierda para continuar por el camino asfaltado ( o por la senda paralela) que bordea la valla. Pasaremos por los antiguos campos de cultivo de nuestra ciudad casi todos abandonados y tras una hora de camino, desde que iniciamos la marcha, llegaremos a la Ermita rural de la Cañadas.

En el lateral de la ermita veremos varios carteles indicadores del GR7. Tomamos esa dirección por el camino de tierra, aunque el GR7 pronto se desvía a la izquierda en dirección a Monovar y nosotros continuaremos rectos por la pista forestal. El camino es muy frecuentado por ciclistas y corredores y discurre entre pinos por un bonita zona. A nuestra izquierda dejaremos las vías del AVE. No asustaros si pasa alguno, pues aunque el camino discurre a unos 100 m. de la via, cuando se acerca un AVE el estruendo es increíble.


Continuaremos por esta pista durante 3 Km, una media hora de camino a buen paso. Cuando salgamos de la pinada y veamos una casa a la izquierda, con una valla metálica al bode del camino, sera el momento de abandonar el camino. Sobrepasamos la casa y veremos a nuestra izquierda una pequeña senda, casi desdibujada, en dirección a Camara. Tomamos la senda que pronto se convertirá en un antigua camino por el que empezamos a ganar altura.

Estamos en las faldas de el imponente bloque de piedra de Camara. Conforme vayamos subiendo nos adentraremos en la espesura del bosque de pinos. Encontremos un cruce de caminos, y tomaremos dirección a la izquierda pues a la derecha es el PR que nos llevaría a Salinas. Giramos y empezamos ya la vuelta en dirección opuesta a la que traíamos cuando veníamos por el camino paralelo a la vía. Podemos disfrutar de unas preciosas vistas, a nuestra izquierda Camara y a la derecha Las Barrancas. El camino de la vuelta a Camara, mas ancho que el que nosotros llevamos, discurre unos metros mas arriba y pronto nos juntamos con él, pero antes disfrutaremos de la sorpresa del camino. El arco de Camara:



Una curiosa formación rocosa en forma de arco sorprende al caminante. El tiempo, el viento y el agua, han erosionado la roca caliza, formando esta curiosa estampa. Tras disfrutar un poco del paisaje y beber un poco de agua, cumplimos ya las dos horas de ruta. Si queréis hacer una parada de descanso este el sitio indicado. Yo me incorporo de nuevo al camino que pronto se fundirá con las pista que discurre unos metros mas arriba; vamos ahora por la ruta conocida como vuelta a Camara. continuando con nuestro caminar encontraremos un cruce de caminos con un póster indicador, A la derecha sale la senda del Pocico Alonso, que ya comentamos en la entrada anterior de este blog. Nosotros continuaremos hacia la izquierda,bordeando Camara. La pista es cada vez mas ancha y pronto se convertirá en camino asfaltado.
A la derecha podremos ver la senda, conocida como la directa de Camara, que sube a la cumbre con un gran pendiente. A la izquierda la pinada de las Peñas del Marín, donde el Centro Excursionista Eldense, tiene su escuela de escalada, y donde frecuentemente encontraremos a escaladores colgados de sus vertiginosas paredes. Pasmos la primera senda que entra a la zona de escalada y continuamos descendiendo por el camino asfaltado.

 El camino asfaltado continua bajando y antes de que de un giro a la derecha, nos saldremos del mismo. Veremos un póster indicativo de la Escuela de Escalada, con una senda a sus pies, la rehusamos. Nosotros tomamos el empinado camino hacia abajo que agrietado por el agua nos conducirá a campos de cultivo.



Bajando por el camino, volvemos la vista atrás para ver las Peñas del Marín y sus empinadas paredes. Hoy he visto a dos escaladores que se encuentran colgados, con sus cuerdas, arneses, mosquetones, pies de gato...desafiando la gravedad. El paisaje cambia radicalmente y la sequedad y los campos yermos se imponen. Continuando por el camino, llegaremos a una antigua casa rural de labranza que bordeamos por su pared izquierda. Veremos muchas dos extensiones con grandes cajas que reposan sobre bidones. Son casas para palomas. Algunos días podréis ver a varios colombófilos disfrutando de su afición y soltando palomas de colores, rojos , amarillos, rosas, ...que vuelan agrupadas dibujando preciosas figuras imaginarias.
Continuamos por el camino, que se adentra en un estrecho y pronto veremos a nuestra derecha una rambla, con un piedra a su entrada con la marca de PR. Es el momento de dejar el camino y adentrarnos en la rambla de La Melva.



Nos adentramos en una rambla seca, que en algunas ocasiones tiene un hilillo de agua. Los colores rojos, y naranjas de la arcilla dominan las paredes. Es una pena la cantidad de escombros y suciedad que se aloja en la rambla. Salimos de la rambla viendo a la derecha el Bolón y en primer plano las huellas de los antiguos caminos que formaban el conocido circuito de motocros de la Melva, donde tantas victorias nos han dado nuestro laureados paisanos. Lo que en otro tiempo fue esplendor y bullicio hoy se encuentra completamente abandonado, aunque de vez en cuando alguna moto perdida se adentra por sus cuestas y parece que con el rugido de los motores el viento nos trae aplausos y ovaciones de tiempos pasados.

 Solo nos queda continuar bajando por el camino y atravesar el barrio de la Melva, cuyas pequeñas casas se asoman a la rambla en un equilibrio difícil de mantener cuando llueve con fuerza. Ya vemos los primeros edificios de la ciudad y nos adentraremos hasta casa para dar por concluida esta bonita excursión, en una soleada y fría mañana de enero, tras tres horas y media de caminata.